del vaivén, del sube y baja,
del ir y venir, del ser o no ser,
del ser y no estar y del estar sin ser.
Me cansé de ser péndulo,
de las risas y el llanto,
del querer y no poder,
del no hay mal que cien años dure.
Me cansé de ser péndulo,
del a mal tiempo buena cara,
del aguanta hasta que revientes,
de esperar a que escampe.
Me cansé de ser péndulo,
del hay que seguir luchando,
de confiar en que algo vendrá
que bueno me hará.
Me cansé de ser péndulo,
de mirar al espejo sin verme,
de tratar de usted al reflejo,
de buscarme sin encontrar.
Me cansé de ser péndulo,
del cansancio a cada hora,
de escribir con tanta prisa…
pero Alfonsina me espera.
Me cansé de que vivir canse, quiero bajarme del carro, quiero apearme y descansar. Y aunque estoy acostumbrada a las despedidas, ahora lloro al decir adiós.
--- xxx ---
"Alfonsina y el mar"
(Mercedes Sosa)
Por la blanda arena que lame el mar
tu pequeña huella no vuelve más,
un sendero sólo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.
Un sendero sólo de penas mudas llegó
hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia te acompañó,
qué dolores viejos calló tu voz,
para recostarte arrullada en el canto de las
caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro
del mar la caracola.
Te vas Alfonsina, con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el pecho y te está llamando.
Y te vas hacia allá, como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.
Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral,
y fosforescentes caballos marinos harán
una ronda a tu lado,
y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado.
Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma, nodriza, en paz,
y si llama él no le digas que estoy,
dile que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.
Te vas Alfonsina, con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y te está llamando.
Y te vas hacia allá, como en sueños,
"Alfonsina y el mar"
(Mercedes Sosa)
Por la blanda arena que lame el mar
tu pequeña huella no vuelve más,
un sendero sólo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.
Un sendero sólo de penas mudas llegó
hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia te acompañó,
qué dolores viejos calló tu voz,
para recostarte arrullada en el canto de las
caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro
del mar la caracola.
Te vas Alfonsina, con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el pecho y te está llamando.
Y te vas hacia allá, como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.
Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral,
y fosforescentes caballos marinos harán
una ronda a tu lado,
y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado.
Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma, nodriza, en paz,
y si llama él no le digas que estoy,
dile que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.
Te vas Alfonsina, con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y te está llamando.
Y te vas hacia allá, como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.