Es una noche más que dará paso a otro día, como ocurrió ayer y como sucederá mañana. Pero esta noche se vestirá de abrazos, de deseos y de buenas intenciones. De emociones, de risas y también de lágrimas contenidas, ahogadas en un mar de champán.
Esta noche mis padres se besarán, como cada nochevieja desde que tengo memoria. Por un día, por una noche, exhibirán esa muestra de cariño que siempre reservaron para su intimidad. Y, de nuevo, me emocionaré viéndolos.
Esta noche me perderé en los brazos de mi hermano, grande y tierno, como tantas nocheviejas desde que tengo memoria. Y volveré a sentirme la niña protegida, perdida en el tiempo. Y, de nuevo, me emocionaré.
Esta noche besaré a mi compañero, como las últimas nocheviejas de las que tengo memoria. Y en ese beso volcaremos las promesas y sueños que deseamos cumplir. Y, de nuevo, me emocionaré.
Esta noche veré los ojos curiosos de mi hija, atesorando sus primeros recuerdos conscientes de la celebración del nacimiento de un nuevo año. Y, seguro, me emocionaré.
Esta noche daré abrazos sinceros: daré un abrazo cargado de futuro, un abrazo lleno de promesas y verdadera voluntad, un abrazo menos convencido, escéptico (como el ludópata que anuncia por penúltima vez su última apuesta antes de retirarse del juego), un abrazo agradecido y lleno de amor, un abrazo emocionado, un abrazo de confianza y amistad. Incluso me abrazaré a mí misma, permitiéndome quererme, aceptándome como soy y alentándome a confiar, a soñar, a creer.
Esta noche me daré un abrazo desnudo...
Mañana me cubriré.
Sería más oportuno elegir un vídeo más acorde con la ocasión, como "Un año más" de Mecano o algo similar, pero he preferido obsequiaros con esta versión, para mí maravillosa, de "Stand by me".