lunes, 14 de diciembre de 2009

Vuelve a casa...


Siempre he sentido aversión por la Navidad. Siempre. No recuerdo cuándo empezó, sólo sé que no recuerdo navidades anteriores; no me recuerdo alegre en estas fechas y mucho menos ilusionada. Emocionada sí, porque aún siendo una “fiesta” que odio, siempre me emociono. Quizá por eso mismo no me gusta, me vuelve vulnerable, ando con las emociones a flor de piel, más perceptiva. Y más débil.

Y este año no es una excepción. Es así como ando por estos días, para qué decir lo contrario. Mentiría. Incluso más, porque después de varios años, por primera vez pasaré estas fechas en casa. Porque mi hogar me acompaña a donde yo vaya, está donde yo estoy, pero mi casa ha sido, es y será una (o dos, a lo sumo).

Es tan dura la distancia. A menudo lo es. Y cruel, insensible, altiva… ¡¡Tiene que inventarse el teletransporte ya!! Porque duele. Profundamente.

De nuevo, y por unos días, volveré a casa. Para reforzar, restaurar o sanar (según los casos) los lazos que todavía me unen a ella, y para constatar cómo esos lazos se van debilitando, aunque no queramos, aunque no lo sintamos así. Es la fuerza de la vida, que arrasa con todo según va avanzando.

De nuevo, y por unos días, volveré a casa. Y se mezclan la alegría y el temor. La alegría es obvia, e infinita. El temor lo es a una nueva despedida, a una nueva distancia que va aumentando año tras año, como si los continentes se fueran separando por la presión del océano. (Otra prueba de los efectos del calentamiento global).

Es la misma sensación de cuando conoces a alguien que te encanta, con quien te tirarías de cabeza a cualquier mar de la vida, pero temes y retrasas el primer beso porque sabes que conducirá a una historia de dolor. Igual das el beso, igual te enamoras, igual te apasionas… y al final, como era evidente, igual llega la desilusión, el dolor, las lágrimas. Pero que te quiten lo bailao, que nadie intente robarte los momentos por los que vale la pena vivir.

Sí, la alegría de estar con quienes amas, con quienes te conocen, con quienes te comprenden, con quienes te quieren a pesar de ti misma compensa con creces el dolor que vendrá después, para el que al menos tendremos el bálsamo de los recuerdos. Siempre la alegría de dar amor y recibirlo es mayor al dolor que causa.

Cuando no es así, ha llegado el momento de cambiar de amor.

--- xxx ---

Algo que siempre me emocionó en las navidades (que chorrada, tal vez) fue el anuncio de “Vuelve a casa por Navidad”, sí, la del turrón.

Hay muchos “vuelve a casa”. Porque hay muchos tipos de partida, necesaria para un regreso, y porque casa puede ser un espacio físico, o un trozo de corazón, o una esquina en un colchón.

Curiosamente encontré este vídeo, con cuatro anuncios de ese turrón a lo largo de la historia, que es una especie de "Cuéntame" a través de la publicidad.

6 comentarios:

LUCIA-M dijo...

Esta entrada es como si la hubiera escrito yo estoy totalmente de acuerdo contigo hasta en el anuncio.
Buen video!
Besos guapa! Ah!!FELIZ NAVIDAD!

Alís dijo...

Lucía: Intuyo que a muchos nos pasa algo parecido, hasta con el anuncio (por algo se mantiene por tantos años, sólo con ligeros cambios ¿no crees?). Imagino que a "ellos" menos emotivos les pasará algo parecido con el de "Busco a Jack". Besos y también feliz Navidad para ti.

Anónimo dijo...

La Navidad y sus enredos... Yo sólo disfruté de ella en mi infancia, COMPLETAMENTE. Y personalmente creo que está hecha para los niños. Duele la despedida, sobre todo de no celebrarlas como antaño, en mi caso.
Excelente elección la del anunción, se puede saborear cada emoción viéndolo.
Besitos.

Alís dijo...

Mona lisa: No sé qué tienen estas fechas, que somos más los que decimos odiarlas que los que dicen disfrutarlas, y al final todos caemos en su locura. Gracias por seguir viniendo. Un beso grande para ti.

TORO SALVAJE dijo...

Que disfrutes de tu vuelta.
Seguro que si.
Me alegro por ti.

Besos.

Alís dijo...

Toro (siempre me cuesta poner salvaje): Muchas gracias.
Por lo de pronto, estoy disfrutando de la ida.
Besos.